jueves, 27 de junio de 2013
LA POTNIA AQUINA (XV)
3. Ámbito indoiranio
En la Hippologia
hethitica hay un gran influjo del reino de Mitanni, donde predominaba una
casta indoeuropea, a través de la cual se abrió Anatolia a la influencia
indoirania. Es en este ámbito donde el caballo tiene inmensa importancia, con
un carácter particularmente sacro, en íntima relación con el viento y el agua,
y puede ser destinado a sacrificios cruentos en momentos considerados decisivos
para la comunidad y el poder real, como puede verse en la compleja ceremonia y
sacrificio indio del As´vamedha, en el que, en un momento
dado, se simulaba una situación hierogámica entre la reina y el caballo
sacrificado, exaltándose también los valores de la condición regia y guerrera
simbolizados en el caballo y el carro, a la vez que la fecundidad.
Se han entrevisto rastros de este
ritual en la unión hipomórfica de Deméter equina y Posidón Hipio, pero por
nuestra parte creemos que en el oscuro mito ático de Leimone transmitido por
Aristóteles se encuentran retazos significativos que podrían remitir a un
sacrificio que recuerda al AÑvamedha: mujer
de familia real, en este caso hija de un tal Hipómenes; el amante, tras ser
uncido a un carro, con lo que se le equipara al caballo, es sacrificado; la mujer,
encerrada y obligada a la cohabitación con un caballo hasta la muerte.
Pero es imposible tratar aquí la
infinidad de lazos existentes entre la esfera equina griega e india en la
antigüedad. Remitiremos solamente a algunos que pueden arrojar una luz
particular sobre aspectos concretos aquí estudiados. Uno de ellos es la
existencia en la religión védica y postvédica de démones femeninos concebidos
como individual / múltiple como es el caso de Us¸aμs, la Aurora comparables a la(s) Harpía(s), la(s) Gorgonas o
la(s) Erinia griegas. Aunque la etimología de Erinis sigue estando plagada de
problemas, resulta asombroso, que en 1852, A. Kuhn trazara un extraordinario panorama
de las afinidades entre toda esa esfera de démones femeninos, varios de los
cuales evidencian elementos equinos, basándose inicialmente en la relación que
veía entre Erinis y Saran¸yuº, añadiendo además
consideraciones sobre la relación entre Gorgonas y Erinis, las Pótniai y Despoinas. Ello adquiere singular relieve sobre todo tras la aparición de
e-ri-nu y po-tini- ja en las tablillas micénicas.
En el mito védico de Saran¸yuº son frecuentes las duplicaciones equinas y las generaciones
sucesivas de gemelos: Saran¸yuº tiene de su
marido Vivasvat dos gemelos, Yama y Yami. Crea luego un doble de ella misma,
Savarn¸aº, a cuyo cuidado deja los hijos, y huye en forma de
yegua. Cuando Vivasvat se indota cuenta
de la huída de Saran¸yuº / Yegua, adopta él mismo la forma
equina y engendra en Saran¸yuº los gemelos equinos por
antonomasia, los AÑvín~, semejantes a los Dióscuros, y de cuyas cualidades benéficas resaltamos el
ser patronos de los remedios tradicionales indios basados en plantas y aguas medicinales.
Por nuestra parte, pensamos que
resultan particularmente significativos los paralelos del mito de Saran¸yuº con las Melanipes euripídeas. Hipó y Melanipe parecen un
desdoblamiento de la también doble Saran¸yuº. Son hija y nieta del centauro
Quirón, de quien heredan los ƒkh pónwn que transmiten a los hombres,
poderes curativos benéficos semejantes a los de los AÑvín~. La desaparición de Melanipe, prefigurada por la de su madre Hipó, tal
como se entrevé en los fragmentos conservados, tiene un equivalente en la huída
de Saran¸yuº / Yegua. La entrega de los niños de Saran¸yuº como consecuencia de esta huída al cuidado de su propio doble humano puede
subyacer en la Melanipe
Desmotis euripídea: según uno de los resúmenes
conservados del mito, la reina Teano adopta a los hijos de Melanipe, mientras
la heroína es encarcelada y está abocada a padecimientos, incluso la muerte
como otras protagonistas de la esfera de la potnia equina (Medusa,
Alope, Leimone).
jueves, 20 de junio de 2013
LA POTNIA EQUINA (XIV)
2. El mundo anatoli e hitita
Aunque en la Ilíada los
dánaos son calificados como “de rápidos potros”, se ha advertido que es en la
parte troyana donde hay mayor desarrollo e incidencia de la cultura equina. La
onomástica y los epítetos compuestos de -ippo-, fenómeno que se manifiesta desde
la India hasta
el extremo occidente indoeuropeo, es más frecuente entre los troyanos, lo que
indica el alto prestigio social del caballo. Ippódamoj,
‘domador de caballos’, es el epíteto colectivo de los propios troyanoS y aunque se predique de algunos héroes griegos, es
el gran epíteto fijo de Héctor, con el que acaba o queda en suspenso la Ilíada. Es en la Tróade donde se sitúa la
yeguada de 3.000 ejemplares selectos de Erictonio, primer escenario de nuestro
esquema A. Ello confirmaría la irradiación de la cultura del caballo en
diferentes fases a lo largo del segundo milenio desde el mundo anatolio e hitita
hacia Grecia.
La enorme riqueza generada por la
cría y preparación de los caballos pudo tener en griego su nombre concreto:
Equépolo, de nombre bien significativo (Il. XXIII 299), que con la
donación a Agamenón de una sola yegua, Ete, se había eximido de la guerra de
Troya, tenía un ƒfenoj – palabra para la que se ha
propuesto una etimología hitita o anatolia– superior a la de veinte hombres. Y
efectivamente los textos de hipología hitita, redactados en principio por un
personaje de Mitanni, Kikkuli, muestran la gran infraestructura y esfuerzo así
como personal especializado y muy considerado, como el propio Kikkuli,
necesarios para mantener excelentes caballerizas. En ellas, día a día (y noche
a noche), la vida de los caballos, su comida y bebida, salidas y entradas en
los establos, baño, ejercicios al trote y al galope, etc. Están minuciosamente
reglamentados durante un tiempo prolongado. Posiblemente los versos de Il.
VI 506-511 y XV 263-268 en los que se compara o identifica a los hermanos
troyanos Paris y Héctor con el caballo estabulado que, bien alimentado en su
pesebre y acostumbrado a bañarse en el río, rompiendo su atadura galopa por la
llanura, escapando hacia los campos donde pastan las yeguas, resume
curiosamente en unas pocas líneas la larga rutina del tratado hitita.
A estos textos técnicos se ha
añadido una parte ritual en la que se exhorta a invocar (expresamente en
hurrita y en luvita) a divinidades femeninas como protectoras de los caballos y
las caballerizas,
Pirinkar y Šaušga. En otros
textos encontramos a Pirwa, diosa o dios caballo, a Kamrušepa y Aškašepa de su
entorno o a Maliya asimilada a Istar, divinidades de muy variada procedencia
que en un momento dado se asociaron al caballo. Para Pirwa se ha postulado una
etimología a partir del nombre de la «piedra», lo que podría remitir a un
Posidón con el epíteto de Petraîoj y también Ippioj, que, tras fecundar rocas, engendra un caballo primigenio de nombre Skúfioj, en Tesalia y en el Atica. En un ritual hitita aparece una divinidad del
caballo asociada a otra protectora de los prados.
jueves, 13 de junio de 2013
portnia equina (XIII)
Podríamos seguir rastreando
huellas de nuestros esquemas A y B en la literatura griega. Pero
preferimos por ahora detenernos en significativos y antiguos precedentes del
tema, que – aunque reflejan la complejidad de una cultura equina dependiente
estrechamente del palacio o de la condición real y guerrera – señalan líneas
comunes, que pueden ayudar a entender la permanencia de los mitos que venimos
estudiando.
1. Micénico
Aunque el número de caballos
consignado en las tablillas micénicas es escaso, evidencia un interés
diversificado que apunta a una etapa evolucionada de la introducción del
caballo y su prestigio en el mundo helénico en casi todos sus aspectos. En el
testimonio extraordinario de los ideogramas del caballo, realizados a base de
cabezas equinas definidas y realistas, con rasgos diferenciados si se trata de
yeguas, de un caballo adulto o de un potro, se ha reconocido una decisiva
innovación del linear B frente al A. La famosa tablilla Kn Ca 895 en la que se consignan «5 yeguas, 4 caballos, [ ]
potros», con la equivalencia i-qo y po-ro en el texto silábico,
evidencia un germen de explotación equina, en el que las hembras tiene una
posición relevante, remoto precedente de la noticia sobre las yeguadas
cretenses que, en una realización del esquema A, nos transmitía
Aristóteles. Hay que decir también que en zonas próximas a aquellas donde se
han descrito testimonios del esquema
B, como Arcadia (Pilos) o Beocia
(Tebas), en contextos arqueológicos en relación con el caballo y el carro, las
tablillas documentan alguna forma de cría caballar por la mención de unos i-po-po-qo-i
o ppoforboí No sería la única palabra compuesta con el nombre del
caballo, sino que hay otras que reflejarían en las tablillas una importante
diversificación de funciones como i-pe-se-wa , pposóaj; i-pe-ra-ta pphlátaj, importante epíteto de
caballeros expertos y distinguidos en la Ilíada. El caballo podría representar un
prestigioso motivo ornamental o, marcar diferencias económicas, como se ha
propuesto para las secuencias i-qo-qe y e-ne-ka i-qo-jo, respectivamente. A
su vez, el léxico relativo a i-qi-ja ppía, el carro, está
extraordinariamente especializado.
Resulta particularmente
sorprendente el número de nombres de los protagonistas del esquema B que,
de una manera o de otra, se han hallado en las tablillas. Zéfuroj existe como Ze-pu-ro, aunque antropónimo; a pesar de no estar
documentado el nombre de la harpía Podárgh, sí encontramos el masculino po-da-ko,
equivalente a Pódargoj, nombre de caballo homérico, así
como a-wo-ro Aoloj, nombre de varios personajes
relacionados con la tradición de la potnia equina. Aunque actualmente se
da por seguro que estos dos últimos nombres se aplican a bovinos, en fases
tempranas de la investigación micénica hubo quienes interpretaron el ideograma
que les acompaña como representación de un caballo. Existe la posibilidad de
que en las tablillas estén también los nombres de algunos hijos de la potnia
equina. Así los de Podarga y Zéfiro: ka-sa-to Cánqoj, considerado un antropónimo; Balíoj fué entrevisto en; el nombre del
hijo de Alope y Posidón, Hipotoon, amamantado por una yegua podría estar bajo [I?]-qo-te-wo;
Ke-re-te-u que puede ser una versión del nombre de Krhqeúj, que como hijo de Eolo pudo tener algún papel en el mito de Melanipe,
aparece en una ocasión en las tablillas junto a la secuencia e-ne-ka i-qo-jo.
Pero no sólo se trata de nombres
aislados o dispersos como antropónimos o zoónimos. Hay sintagmas, proximidades
internas y externas de las tablillas que aunque puedan aisladamente ser de
resbaladiza interpretación, pueden inscribirse en contextos relacionados con la
potnia equina. Los aspectos demónicos de vientos como Bóreas y Zéfiro,
especialmente su principio fecundador relevante en los ejemplos homéricos de
los Esquemas A y B, que se mantiene en la religión griega
posterior, pudieron haber tenido una atención cultual en Cnosos, donde se
adscribe una cantidad de aceite a una a-ne-mo ije- re-ja (y a-ne-mo-i-je-re-ja),
una sacerdotisa de los vientos. En la misma tablilla se dedica otra ofrenda a e-ri-nu,
tal vez Erinúj, nombre no solo de un ser equiparado al elemento ventoso
(qúella) desde Homero, sino de la protagonista femenina a la que
se une Posidón equino en Beocia según Thebais y el adoptado en la Arcadia Telpusa
por Deméter, transformada en yegua para huir de Posidón Hipio.
Y efectivamente estos aspectos de
un Posidón, más dios de la vegetación y la fecundidad que marino, no lejos de
los vientos Bóreas y Zéfiro en Homero, pueden estar particularmente
documentados en las tablillas micénicas, especialmente en las de Pilos, lo que
llevó a Palmer a ver en i-qo de un dios Hipo. En eventual relación con
ello, entre muy frecuentes menciones de po-ti-ni-ja hay que destacar la po-ti-ni-ja i-qe-ja , que
aunque con detracciones sería posible traducir como la Pótnia, la “Señora del
Caballo”, protectora de todo lo relativo a este animal, su cría, doma y
mantenimiento. Si, ne-wo-pe-o po-ti-nija, pudiera ser la “potnia del
establo nuevo” estaríamos ante un paralelo de divinidades tutelares femeninas
de animales domésticos, tema sobre el que volveremos a ocuparnos en los
apartados siguientes.
jueves, 6 de junio de 2013
La portnia equina (XII)
l) Efectivamente, Platón tiene
razones, pero debemos mirar más lejos en la tradición que estudiamos. En el Critias,
cuando los dioses se reparten el mundo, corresponde a Posidón la isla
Atlántida. En ella vive Evenor, personaje “nacido de la tierra” que se une a
Leucipe “La yegua blanca”. Esta pareja primigenia de la Atlántida tiene a su vez
una hija, Clitó, “La famosa” con la cual se une Posidón, naciendo de ellos cinco
pares de gemelos44. Creemos que, como en las Melanipes
euripídeas, estamos ante dos generaciones del esquema B, aunque
Platón ha hecho desaparecer los rasgos más crudos y arcaicos de la faceta
equina, que se reduce al nombre de la esposa de Evenor y al de uno de los
gemelos, Elasipo, que vendría a ser una especie de precursor de la
domesticación del caballo.
El escenario es occidental, junto
al mar y en un maravilloso campo) semejante al prado junto al Océano donde la harpía Podarga iliádica fué fecundada por Céfiro. Platón presenta una versión del arcaico esquema B con vestigios de
un mito de tipo ctónico, cuyo precursor inmediato sería Antímaco
quien hizo al caballo Arión hijo de la Tierra, como lo era Evénor
el hombre primigenio de la Atlántida, pero es necesario también volver al
gran mito cosmogónico expuesto por la Melanipe euripídea,
negativo cromático de la Leucipe
de la Atlántida,
destinadas ambas a ser seducidas por Posidón. Todo ello nos lleva a una época en la que el mito de la potnia equina va
abandonando en Grecia sus facetas más
primarias para ser sublimado en interpretaciones de tipo
racionalista.
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